¿Tan importante es el desayuno?
Lo más importante es la calidad del desayuno, no tanto la cantidad. Lo ideal sería consumir proteínas y grasas, no hidratos como habitualmente hacemos. Reemplazar las tostadas con mermelada por huevo revuelto, solo o con palta o jamón crudo es una buena opción y el efecto se nota desde el primer día. El buen desayuno repercute en todo el día. Mejor control de los niveles de glucosa, menos ansiedad, más concentración entre otros beneficios.
¿Y si no tengo hambre tengo que desayunar igual?
¡No! Durante el ayuno nocturno el cuerpo aprovecha el descanso para desintoxicarse, y si a la mañana no te levantas con hambre, ¡no comas! Preparate algo para cuando sí lo tengas.
Si no estás acostumbrada a este tipo de desayuno, ¡paciencia! Cuando se te hace el hábito no volvés para atrás. El cuerpo sabe lo que es mejor. Dejá lo dulce para algún día del finde que te puedas levantar tarde; y que puedas desayunar tranquilo, sin apuro y en familia. ¡Eso también hace bien!